Si postularon tantas personas, ¿Por qué no pudimos recibir a más participantes?
Es una excelente pregunta. Dado el carácter complejo de los procesos de resignificación del trauma que suscita el abuso sexual infantil, nos ocupamos de evaluar de manera responsable si cada postulante se encuentra disponible psico-emocionalmente para vivir la desafiante, removedora y revolucionaria experiencia de grupos. Al igual que a ti, nos importa poder aportar valor en el proceso de cada resignificador/a, y para eso, debemos descartar que la participación en el programa termine siendo el origen de una desregulación significativa y amenazante.
¿Y qué pasó con los que no pudieron integrarse al programa?
Los postulantes que, debido a la instancia en la que se encuentran de su proceso de resignificación, se les sugiere esperar un tiempo para esta experiencia, fueron derivados a una red de psicólogos e instituciones competentes con el propósito de que puedan comenzar un proceso terapéutico individual que se ajuste a las necesidades actuales de cada postulante, siempre buscando que puedan integrarse al programa más adelante.
Además de mi aporte mensual ¿Cómo podría potenciar mi sentido de agencia en relación a la concientización en torno al abuso sexual infantil (ASI)
Con pequeños movimientos es posible generar un gran impacto. Aquí te invitamos a compartir con tu círculos de confianza, algunas preguntas que nos invitan a la reflexión. Romper el tabú y conversar sobre abuso sexual infantil es la clave para cuidar de manera más asertiva.
¿Los niños o niñas pueden tener secretos con los adultos? ¿No? ¿Sí? ¿Depende?
El secreto forma parte fundamental en el vínculo abusivo entre el/la agresor/a y el/la niño/a o adolescente. Cuando normalizamos la cultura del secreto, desde lo inocente, como por ejemplo, “la abuela que le da dulces en secreto a los nietos”, le estamos enseñando a los niños/as y adolescentes (que están en proceso de desarrollo de su cognición y por lo tanto no distinguen asertivamente la amenaza en los círculos de confianza) que está bien esconder información a los cuidadores en pro de regalías y/o cuidado del vínculo con otro adulto. No está bien y es dañino fomentar la cultura de los secretos con los niños/as y/o adolescentes.
¿Por qué con tan alta prevalencia (1 de cada 5 personas) de abuso sexual infantil (ASI) los sobrevivientes no denuncian?
En palabras de nuestra amiga de Instagram @historiadicta en su publicación el 21 de agosto: Dori Laub en su obra “Ser testigo” aborda cómo una sobreviviente de Auschwitz narra en su testimonio los acontecimientos relacionados con la sublevación de 1944 en el campo de concentración, incluyendo la explosión de las “cuatro chimeneas de las cámaras de gas”. Este detalle ha sido utilizado por ciertos historiadores para desacreditar por completo su testimonio, ya que los hechos objetivos indican que solo una chimenea explotó. El trauma experimentado por esta sobreviviente da lugar a recuerdos que pueden parecer inexactos ante la mirada del resto del mundo, pero eso no los invalida. Es común que las víctimas de violencia sexual no retengan detalles precisos, como si el agresor entró por la puerta A o B, (…) Se ha prestado menos atención a cómo se obtienen, reciben y escuchan las voces de las víctimas en estos procesos, y a las respuestas que obtienen al hablar. “¿Por qué estabas allí?, ¿Cómo permitieron tus padres que fueras a ese lugar? y ¿Por qué no dijiste nada?” son respuestas comunes ante el testimonio de violencia sexual. Estas preguntas se centran más en entender las acciones de la víctima que en cuestionar un sistema que permite el abuso. Hablar no es sencillo, ya que la sociedad solo acepta “víctimas perfectas”: Que griten, luchen y graben mientras son agredidas. Denunciar implica enfrentar un sistema que tiende a culpar a la víctima en lugar del agresor. Creer a quienes denuncian no significa evitar la investigación, pero sí radica en confiar en el denunciante en lugar del denunciado. A pesar de la alta prevalencia de estas agresiones, siguen siendo uno de los delitos menos reportados a las autoridades policiales. Para fomentar la denuncia por parte de las víctimas, es esencial APRENDER A ESCUCHAR. Debemos hacer una alianza con la víctima, en lugar del agresor.
Así mismo, desde un enfoque ético e integral de los procesos que atañen a la resignificación e integración emocional de la historia y experiencias vividas por una/un sobreviviente, es importante considerar que, en el proceso de resignificación y abordaje de la historia, el presente y el futuro, no existen decisiones incorrectas; pero sí todas tienen consecuencias. Llevar adelante un proceso legal de denuncia, que tiene las características mencionadas líneas atrás, puede tener diferentes efectos en distintas personas acorde a múltiples variables, que van desde el alivio hasta la retraumatización. Es por ello que, como fundación, procuramos un acompañamiento minucioso, personalizado y respetuoso de las singularidades que atañen a cada persona que decide explorar la pregunta de qué posición tomar frente al agresor. Es delicada la tarea de discernir qué es lo adecuado para cada caso. Lo importante es que, es quien ha sido víctima quién tiene el protagonismo de dicho proceso, y la palabra final frente a esa decisión. Lo importante es, tener presente que son decisiones complejas que implica hacer procesos de exploración y autoconocimiento.